Saturday, March 18, 2017

Prevenir incendios en lugar de apagarlos: Una perspectiva histórica del cuidado de los niños en Guatemala

Prevenir incendios en lugar de apagarlos:
Una perspectiva histórica del cuidado de los niños en Guatemala
 
El 7 y 8 de marzo de 2017, un incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción causó la muerte de 19 niñas de entre 13 y 16 años de edad. En los siguientes días, 21 niñas más murieron en el hospital por quemaduras e intoxicación por el humo que inhalaron en el incendio. 
            Sería fácil unirse a la multitud que pide justicia y me he encontrado con los mismos pensamientos. "Deben rodar cabezas." "Esto va cuesta arriba." "Encerrarlos en la cárcel y tirar lejos la llave."

Una tragedia de este tipo que toma tantas vidas, nos toca el corazón, pero sobre todo cuando hablamos de niños y en este caso, de adolescentes. Después de todo, si alguien merece justicia, quienes la merecen más, son aquellos responsables de dañar y matar a los niños, ¿verdad?
Dejaré la “justicia” en las manos del gobierno, al menos por ahora, pero para entender mejor de cómo llegamos al punto en el que nos encontramos hoy, necesitamos retroceder en el tiempo.
Cuando llegamos a Guatemala por primera vez en 1988, los niños venían a vivir en hogares de menores u orfanatos por una de dos razones: orden judicial o ubicación privada. La orden judicial se refiere a que los juzgados juveniles colocaban a los niños en hogares cuando aquellos niños eran víctimas de abuso, abandonados por sus padres u otro familiar y otras razones. La ubicación privada a menudo era simplemente un acuerdo entre la familia del niño, frecuentemente el tutor legal era un padre, abuelo, tía, tío, etcétera, y el hogar. En su momento, esta era una práctica totalmente legal y común.
Con el tiempo, se crearon nuevas leyes que prohibían las ubicaciones privadas, lo que trajo como consecuencia que todas las ubicaciones fueran judiciales. Las adopciones, específicamente adopciones internacionales, eran comunes y numerosas. De hecho, de los últimos años previos al 2007, el último año en el que se abrieron las adopciones internacionales, fueron adoptados de 4 a 5 mil niños por año, únicamente por familias estadounidenses.  
Todo esto se detuvo cuando los casos de corrupción en el proceso de adopción salieron a la luz y trajo como consecuencia la aprobación de una nueva ley de adopción en el 2007. Todas las adopciones internacionales se detuvieron, a excepción de algunos cientos de casos de adopciones que habían comenzado antes de la aprobación de la nueva ley. Literalmente, reaccionaron por impulso, se fueron al extremo.
Ahora, diez años después, si hacemos números, 5,000 adopciones multiplicadas por diez años, equivalen a 50,000 niños que posiblemente estarían viviendo con familias hoy en día, asumiendo que el número de adopciones anuales se hubiera mantenido en 5,000 y las tendencias muestran que podría haber ido en aumento.
Los críticos del proceso de adopción apuntan a un puñado de casos de corrupción, que incluye a niños que eran secuestrados ocasionalmente y "vendidos" en el proceso de adopción, adoptados por familias desprevenidas que no tenían idea del crimen que se había cometido. Estos casos son trágicos y merecedores de ser abordados para que se tomen medidas correctivas para detenerlos. Pero, ¿era la mejor manera de solucionar esto? o tal vez la pregunta más acertada es, ¿era la única forma de solucionar este problema, deteniendo las adopciones internacionales por completo?
Hay algunas cosas buenas que en pequeña escala han tenido lugar debido a las acciones en el 2007. Se han promovido las adopciones nacionales y muchas familias guatemaltecas han intensificado su adopción de niños. Se necesitan muchas, muchas más, pero ya es un comienzo.
La sociedad como un todo y las iglesias en particular, tanto católicas como evangélicas / protestantes, se han vuelto más conscientes de la necesidad de cuidar al huérfano y a la viuda como lo demanda la biblia. Aunque la conciencia no siempre da lugar a la acción, algunas iglesias han estado más involucradas en distintas formas para poder ayudar a cuidar a estos niños. Por ejemplo, se ha considerado el hecho de reclutar familias sustitutas en las iglesias.
Pero los otros resultados no han sido tan positivos. Los hogares de menores están más llenos que nunca. Mientras que en el pasado un hogar podía recibir entre 5 a 10 solicitudes por año, en la actualidad podemos decir que no pasa un día aproximadamente sin que los jueces y los trabajadores sociales del gobierno estén desesperados haciendo llamadas telefónicas, suplicando que los hogares alcancen y sobrepasen su capacidad para recibir a niños.
Las autoridades le aseguraron al mundo que la medida para detener las adopciones internacionales era temporal, pero con tantas cosas que implican al gobierno, especialmente cuando se trata de niños, "temporal" puede ser para siempre. Mientras tanto, un año viene y otro año va. Los cumpleaños se observan y se celebran, mientras que las autoridades aún consideran la mejor manera para manejar la crisis.
Y aquí permanece la raíz de la situación en la que vivimos hoy. Los niños siguen sufriendo a causa de las acciones e inacciones de los adultos.
Durante años hemos estado pidiendo una reestructuración completa, desde el punto cero de todo el sistema de protección de la niñez. En el mejor de los casos, el sistema es caótico y desorganizado, que trae como consecuencia a niños y jóvenes que sufren en el sistema durante años, muchas veces hasta que cumplen 18 años y "edad avanzada." En el peor de los casos, el sistema agrava el trauma que estos niños ya han sufrido, siendo la re-victimización de aquellos que han sufrido abuso físico y sexual, frecuentes audiencias en la corte que están destinadas a asegurar que el niño este siendo protegido pero que en realidad causan más daño y ansiedad con cada visita a la corte y debido a que las leyes son complicadas y a menudo contradictorias, impiden que un juez tome la decisión que verdaderamente será la mejor para el niño.
Aquí voy a citar sólo un ejemplo. Esperanza (* no es su verdadero nombre) fue abandonada por sus padres cuando era una bebé. A los pocos meses de edad fue colocada en un hogar de niños y se determinó que ella podía ser adoptada por una familia. Una familia pasó por el proceso para tratar de adoptarla. No sólo una familia, ni dos, sino tres familias a lo largo de ocho años trataron de adoptar a Esperanza. Cuando ella tenía la edad suficiente, se dio cuenta de que las personas la querían adoptar. Ella incluso vivió temporalmente con una de estas familias que la trataron como su propia hija.
Pero en cada caso, debido a la corrupción o la ineptitud, las autoridades echaron a perder cada intento de adoptar a la pequeña Esperanza. En particular, el último caso fue doloroso ya que Esperanza no solo se estaba recuperando del segundo proceso de adopción que acababa de fracasar, sino que le dieron una nueva ilusión mientras vivía temporalmente con una familia, cuando las autoridades del recién formado Consejo Nacional de Adopciones, conocido como el CNA en español, se acercó a la familia con relación a la adopción de Esperanza. La familia estaba al tanto de una parte que es poco conocida de la ley, en el Artículo 10, donde la nueva ley de adopción prohíbe que cualquier persona que tenga algo que ver con el cuidado de niños, ya sean hogares de protección u organizaciones que asistieran de cualquier manera, adopten. Ellos sirvieron como trabajadores voluntarios con una organización involucrada en asegurar y canalizar las donaciones de alimentos a los hogares de protección, pero las autoridades del CNA les aseguraron que no tenían nada de qué preocuparse, que este era un caso muy especial, que se podían hacer excepciones y que la adopción sería aprobada.
La familia oró y acordó que no desistirían con la adopción de Esperanza. Comenzaron el proceso con entusiasmo y por supuesto, ¡Esperanza era la más emocionada de todos!, pero no iba a suceder.
Después de muchos meses de trabajar a través de toda la burocracia de lo que debió haber sido un proceso simple, la "nueva ley de adopción", le falló a la pequeña Esperanza. ¿Te gustaría imaginar qué parte de la nueva ley de adopción citaron las principales autoridades del CNA? Artículo 10. Ellos "interpretaron" dicho artículo de tal manera que declararon que, aunque la familia que quería adoptar a Esperanza no estuviera directamente involucrada en trabajar en un hogar de niños y aunque en lo absoluto no estaban directamente al cuidado de los niños en cualquiera de los hogares, debido a su voluntariado con la organización que canalizaba donaciones a los hogares, la ley les prohíbe adoptar a esta preciosa niña que se había convertido en parte de su familia. Fue desgarrador para todos los que estuvieron involucrados, pero sobre todo para la pequeña Esperanza.
Un año después, un juez confrontó a un representante del CNA por su decisión. ¿Cómo podrían haberse equivocado con este caso de que Esperanza fuera parte de una familia? Tres intentos de adopción desde que ella era una bebé. Pero la representante del CNA fue firme en permanecer fiel a sus jefes del CNA afirmando que la ley no permitiría que esta familia que amaba a Esperanza como una hija, la adoptara.
Entonces, ¿dónde está Esperanza hoy? Ella está en un hogar de niños y ha renunciado a cualquier ilusión de ser adoptada. Ella no tiene familia biológica que conozca, pero gracias a Dios está rodeada de una familia en este hogar amoroso, que se han comprometido a criarla y ser su familia, al menos tanto como la ley "lo permita".
Se dan cuenta, mientras que algo como la tragedia que resultó en la muerte de 40 niñas y contado aun, pone de manifiesto el fracaso de la sociedad y el gobierno para cuidar a sus hijos, la realidad es que la sociedad y el gobierno les han estado fallando a sus hijos por muchos años. Solo pregúntenle a Esperanza.
Una reestructuración completa debe comenzar con deshacer gran parte de la ley que ha causado más daño que beneficio. Por ejemplo, como primer punto cambiar la ley que prohíbe a las familias adoptar a niños solo porque ayudan a cuidar de ellos. Después de todo, ¿quién es el que ya entiende y ama más a estos niños? ¿Quién mejor para adoptarlos y darles la familia por la que tan desesperadamente claman? ¿No incluirían al menos a quienes los cuidan hoy? Y no olvidemos que una gran parte de los programas de cuidado temporal en otros países son una vía para la adopción: "Cuidar para adoptar", esto está prohibido bajo la ley actual.
Todas las leyes relativas a los niños necesitan ser examinadas, filtrando la duplicidad y eliminando o volviendo a redactar las leyes que están en desacuerdo entre sí. Esto no necesita ser complicado. Mantener la ley tan simple como sea posible, teniendo en cuenta los mejores intereses de todos los niños en mente al momento de redactarla.
Es imprescindible la capacitación de jueces, trabajadores sociales y psicólogos. A veces los jueces son nombrados para un tribunal de menores directamente de un tribunal penal. Ellos no tienen experiencia y aparentemente tienen poco interés en aprender la singularidad de sus deberes en la corte juvenil.
La educación en las universidades para los trabajadores sociales y psicólogos es sumamente escasa cuando se trata de trabajar y tratar a estos niños que vienen de lugares problemáticos y traumáticos.
La mayoría de los abogados no tienen ninguna experiencia cuando se trata de las leyes de los niños y adolescentes y mucho menos los congresistas y diputados que están creando las nuevas leyes.
Y, sobre todo, esto comienza con las familias. Padres de familia. Padres y madres. ¿Dónde están los padres? Las estadísticas en el pasado, han demostrado que hasta el 80% de las madres en las áreas urbanas que rodean a la Ciudad de Guatemala, son madres solteras. ¿Dónde están los hombres? Y si los hombres están físicamente aquí, ¿están emocional y espiritualmente "aquí" y comprometidos? Muchos, en lugar de ser los protectores de sus hijos, son los depredadores. La mayoría de los embarazos entre
pre- adolescentes y adolescentes son causados ​​por padres y otros parientes varones de estas niñas.
¿Quién debe participar en el proceso de desarrollo de esta reestructuración? Debemos comenzar con los adultos que crecieron como huérfanos o como niños abandonados, ya sea que estuvieran en hogares o no. ¿Quién mejor para dar información sobre cómo debería ser el sistema? ¿Por qué no incluir a los adolescentes y los propios niños en el proceso? Por lo menos, ¿por qué no incluir adultos dedicados, como monjas católicas, misioneros evangélicos y otros que han dedicado sus vidas para cuidar de estos niños durante muchos años?
El dinero no es la respuesta a todos los problemas. Pero lastimosamente en Guatemala es evidente que, de acuerdo con el presupuesto del gobierno, los niños no sólo no son una prioridad, sino que lamentablemente son relegados al hombre bajo el tótem. Ileana Alamilla en un artículo titulado Un país en llamas que apareció en la edición de Prensa Libre el 10 de marzo de 2017, señaló que Guatemala tiene una "baja inversión pública en nuestro país destinada para los niños: apenas US $ 0.69 por niño al día, mientras que en Costa Rica la inversión es de US $ 4.91. "Los adultos están de brazos cruzados mientras que Guatemala y sus futuras generaciones se incendian”.
La gente es el recurso más valioso de cualquier sociedad. Los jóvenes y los ancianos son los más vulnerables. La historia demuestra que las sociedades se levantan y caen según cómo ellos tratan a los jóvenes y a las personas mayores. ¿Cómo vamos?
En el Antiguo Testamento hay un relato fuerte que se encuentra en Jueces 19: 22-30. "Cuando llegó a casa, tomó un cuchillo y cortó el cuerpo de su concubina en doce pedazos. Luego envió una pieza a cada tribu de Israel". (Jueces 19:29) La gente se había hundido en tal degradación moral que algo de esta magnitud tuvo que suceder para que despertaran y tomaran acción.
¿Sería posible que Dios usará la tragedia en el Hogar Seguro y la pérdida de vidas de estas 40 niñas (y contando aun) para despertarnos hoy y tomar medidas para salvar a nuestros niños? Si algo tan terrible como lo que ocurrió el 7 y 8 de marzo no nos despierta, me temo que nada lo hará.
Es hora de empezar de nuevo, diseñar y construir un sistema desde cero, no uno "que sea igual" que el de los Estados Unidos o Europa o cualquier otro lugar, sino un sistema que sea aplicable para este precioso país y su gente. Debemos de comenzar hoy antes de que perdamos alguno más de nuestros tesoros más preciados, nuestros hijos e hijas.

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Que Dios tenga misericordia de nosotros.

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